Yo siempre había sido delgada hasta que en mi primer embarazo subí más de 30 kilos, no supe bien cuánto subí pues me dejé de pesar a los 7 meses de embarazo. En el segundo embarazo, aunque "me cuidé" subí 30 kilos. Me molestaba verme al espejo y sin darme cuenta llegué a odiar mi cuerpo.
Tenía la creencia tóxica de que la gente no me iba a querer con sobrepeso, así que abusé de mi cuerpo para regresar a mi peso de antes.
Hice dietas de hambre en las que comía una manzana y un pedacito de queso en todo el día, fumaba mucho para no comer, pasaba más de 2 horas al día haciendo ejercicio, y me daba masajes super agresivos para "deshacer la grasa". ¡Abusé de mi cuerpo!
Como resultado de tantos abusos, no sólo lastimé mi metabolismo sino también mi salud.
Cuando mis hijas tenían apenas 4 y 6 años, me diagnosticaron cáncer.
Fui a ver a muchísimos doctores (12), y todos me dijeron que me tenía que hacer una cirugía muy agresiva con la que iba a perder los músculos del brazo derecho; eso me hubiera llevado en poco tiempo a perder el brazo. Yo no dejé que me hicieran esa cirugía y seguí buscando otras opiniones hasta que encontré a mi maravilloso doctor número 13, el Dr. Rafael Padilla Longoria, quien me quitó completamente el tumor sin afectar mi brazo.
Hoy estoy libre de esa enfermedad y con un brazo sano y fuerte.
Esa enfermedad me hizo ver que no iba por el camino adecuado, por lo que me metí de lleno a estudiar los efectos de la alimentación, el medio ambiente, las emociones, las creencias y los pensamientos en nuestro cuerpo.
Me di cuenta de que para bajar de peso el único camino era el de la aceptación, el amor y el respeto a mí misma y a mi cuerpo.
Me encanta estudiar, leer y estar informada, y todo esto me llevó a tener un conocimiento muy sólido acerca de la nutrición del cuerpo, del alma, y de la mente; esto se convirtió en mi pasión desde hace muchos años.